Pueblo fundado en la década de los 50 por don Juan Claudio Güell y Churruca, conde de Ruiseñada, aunque por su temprano fallecimiento fue su hijo don Juan Alfonso Güell y Martos, IV marqués de Comillas el que figuró como propietario y alma máter del poblado de El Alamin.
Diseñado de forma parecida a los pueblos de colonización que se crearon hacia la mitad del siglo XX en muchas zonas del país. De forma casi cuadriculada, con tres calles paralelas, dos perpendiculares y una gran plaza.
Sus habitantes eran jornaleros (no tenían nada en propiedad) que se dedicaban a trabajar las tierras, a atender la ganadería de reses bravas y a cuidar el coto de caza.
El punto más bajo de la Comunidad de Madrid -430 metros sobre el nivel del mar- lo marca el río Alberche a su paso por El Alamín, en el término municipal de Villa del Prado, al oeste de la región. De este poblado fantasma ya sólo quedan encinas y ruinas: la iglesia, el convento, la escuela y medio centenar de casas inhabitables. Las malas hierbas ocupan lo que queda de las construcciones y los árboles frutales desechan sus frutos sobre la tierra. Flores silvestres crecen entre escombros.
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